Cómo Marsella logró convertirse en la capital europea emergente de los centros de datos

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20 ago. 20255 minutos

Marsella pasó de ser la 44 ciudad en capacidad de datos a la 6º en cuestión de años. Ahora aspira a ser el segundo hub global de internet, pero el boom de data centers despierta críticas.

Una vista de la ciudad de Marsella
Créditos: Frederic Raux/Pixabay

Los medios franceses echan mano de un símil rápidamente identificable para resumir qué está pasando en Marsella. En los últimos cinco años, la ciudad mediterránea se ha convertido en El Dorado de los datos. Es la capital europea emergente de los centros de datos.

Dos son los puntos clave de concentración de los data centers en Francia. Uno es la región de Île-de-France, donde se encuentra París y, por eso, un destino esperable para este tipo de infraestructuras. La otra es Marsella, la segunda ciudad más poblada del país vecino.

En la propia Marsella existen ya seis data centers (hay un séptimo en construcción, según la prensa gala) y la mitad de todos ellos está en el puerto. Como le explica a Le Figaro Victor Ragueneau, consultor especializado en logística y data centers de Knight Franck, “hoy en día, los gigantes mundiales del sector se dan codazos para instalarse en Marsella”.

Si hace unos años Marsella era la 44º ciudad del mundo por capacidad de datos, en 2023 era ya la 7º, según un estudio de Telegeography, y en 2025 la sexta, según las estimaciones de Le Figaro. Ha conseguido adelantar ya a Hong Kong como hub de internet. “La ciudad tiene la vocación de convertirse en el segundo puerto mundial de internet tras Singapur”, le confirma al periódico parisino Fabrice Coquio, presidente en Francia de Digital Realty, la empresa de data centers que está detrás de muchos de los que ya se han instalado en la ciudad mediterránea.

Pero ¿qué ha llevado a Marsella a escalar como hub de internet? Las razones tienen que ver con lo local, cierto es, pero explican también qué está cambiando en el universo de internet y en la estrategia de data centers global. Igualmente, la respuesta de la propia ciudadanía de Marsella muestra las grandes líneas maestras de los retos a los que se enfrentan los centros de datos y los lugares en los que se instalan.

El secreto del éxito de Marsella

La primera razón que apuntala su éxito es similar a la que explica qué otras zonas se estén convirtiendo en puntos calientes de los data centers. Es el acceso a redes eléctricas y energía.

La siguiente, sin embargo, identifica un reto importante de la era de internet, en la que no solo importan los datos, sino también la rapidez. Ahí es donde Marsella tiene algo especial: cables submarinos. A la altura de 2025 la ciudad es punto de entrada en Europa de 18 cables submarinos (con cuatro en proyecto) y la parada más rápida para enviar la información entrante hacia las grandes capitales económicas europeas, como París, Frankfurt y hasta Londres.

Por eso no sorprende que el propio puerto marsellés sea el epicentro del boom de este El Dorado de los datos. Varias infraestructuras portuarias en desuso han sido reconvertidas en centros de datos, que dan servicios a los grandes gigantes globales. La prensa francesa ha identificado a Google, Facebook o Amazon, entre los clientes marselleses.

Y, finalmente, el impacto del boom de la IA está requiriendo cada vez más capacidad de datos, lo que explica en general el crecimiento de estas infraestructuras.

El lado más gris del boom de Marsella

Pero el boom de los datos marselleses no está exento de quejas. Las organizaciones ecologistas aparecen ya desde un primer momento en las noticias sobre este crecimiento señalando los efectos negativos que puede tener en el entorno.

Al tiempo, la prensa francesa recoge las dudas sobre el impacto económico de los centros de datos, que no generan grandes cantidades de puestos de trabajo y, en este caso, perjudican especialmente a quienes viven en los barrios de rentas más bajas. Sébastien Barles, teniente de alcalde de Marsella, concluye en un análisis que El País acaba de dedicar a los costes de esta bonanza de datos: “Actualmente, los centros de datos solo tienen efectos negativos para los vecinos”.

En 2023, la ciudad ya pedía que se limitase y regulase dónde se podían instalar centros de datos en Francia, para que no se limitasen siempre a las mismas zonas. Ahora, que a los existentes se sumarán otros futuros, preocupa el consumo de electricidad (que podría llegar a igualar al de toda la población de la ciudad) y los efectos sobre el agua, tanto el consumo como los vertidos sobre el puerto. En este último punto, Digital Realty asegura que en 2026 el agua entrará en un ciclo de economía circular y que se usará tras refrigerar los centros de datos para la calefacción de uno de los barrios de Marsella.

Raquel C. Pico es periodista 'freelance' especializada en temas de tecnología, información para empresas y cultura, entre otros. En la actualidad, colabora con las cabeceras COMPUTERWORLD y CIO en España, además de escribir para otros medios como Yorokobu o Ethic. En el pasado, formó parte de los equipos de redacción de los medios especializados en TI Silicon News y la extinta TICbeat. Raquel C. Pico también es autora de ensayos, como el escrito en gallego Millennials. Unha xeración entre dúas crises, y de libros de ficción.